
6.todo por ti
Dios mío, no puedo creerlo. No. Puedo. Creerlo. No puede ser, debo estar volviéndome loca, o los golpes me han afectado más de lo que pensaba. Delante de mí, como si nada, está Denis. DENIS. Mi Dennis. Bueno, más grande y… adulto, eso sí, porque han pasado diez años desde la última vez que le vi. No puede ser, debe ser un doble. Dennis se marchó, nos abandonó, me abandonó. Me llevó mucho tiempo asumirlo. Muchos años, muchas sesiones de terapia, muchas noches en vela y muchas lágrimas derramadas. Pero lo estoy viendo justo delante de mí. Debe de estar hablándome, pero no puedo oírle, mi corazón late a tal velocidad y con tanta fuerza, que creo que voy a sufrir un infarto. Solo puedo oír la sangre bombeando en mis oídos. Se acerca a mí, se está acercando. Abro mucho los ojos aún en shock, aunque no puedo verle bien porque mi visión está desenfocada, mis ojos deben estar llenos de lágrimas o simplemente estoy a punto de desmallarme.
—Erika.
Esa sola palabra, mi nombre en sus labios y sé que es él. Me tiro a sus brazos, repitiendo una y otra vez su nombre y abrazándole tan fuerte como puedo. Siento como mi cuerpo y el suyo tiemblan. No sé cuánto rato pasamos abrazados, pero sin duda no el suficiente para compensar diez años de ausencia. Cuando nos separamos, le doy un empujón en el pecho, no se mueve lo más mínimo claro. Él se queda muy quieto y me mira fijamente por un momento, aunque después baja la mirada.
—¡Diez años! ¡Diez malditos años, sin dar señales de vida! Y estabas aquí escondido…Pero ¿Qué pasa contigo? ¿Sabes lo mal que lo hemos pasado? —no hay respuesta. Julen me coge del brazo y me sienta en una silla.
—Cálmate ¿Vale? Todo tiene una explicación.
—¿Ah sí? Pues me encantaría oírla.
—Yo te la daré —me giro sobresaltada, no sabía que había alguien más en la habitación. Es un hombre de unos cuarenta años, de pelo oscuro, bastante alto y corpulento. —Soy Alfredo, encantado de conocerte al fin, Erika. Sé que no sabes por qué estás aquí, pero yo voy a explicártelo todo si me lo permites —mi mirada se desvía instantáneamente a Denis, él asiente.
—Claro, le escucho.
—Todos nosotros, somos guardianes del destino. Yo soy el guardián jefe —vuelvo a buscar con la mirada a Denis, que vuelve a asentir. —Sí, Denis también, hace diez años que se unió a nosotros y ahora es uno de los mejores. Existe un oráculo, su nombre es Nerisa. Su misión como oráculo, es custodiar el libro del destino. En el cual, se puede ver reflejado el destino de toda la humanidad, pero sólo el oráculo es capaz de leerlo e incluso de reescribirlo, aunque esto es realmente peligroso. Hasta hace poco, ella era la única que podía hacer eso. Pero, hace un tiempo vio quien sería el próximo oráculo y que corría peligro. Y nos pidió, que enviáramos a algunos guardianes a protegerla.
—Mm… vale. Y… ¿qué tengo yo que ver con todo eso? ¿Por qué estoy aquí?
Silencio. Todos se callan y me miran, los miro, pero ¿qué…? o no, no, NO.
—No.
—No ¿Qué? —me dice Julen.
—No iréis a decirme que yo…
—Sí.
—No.
—Eres cabezota ¡eh! —me dice Julen entre divertido e irritado, mientras los otros dos, observan perplejos nuestras idas y venidas.
—No.
—Erika, tú eres el siguiente oráculo —dice Denis mientras se acerca a mí, se arrodilla y me coge las manos —. Es tu destino, está escrito. Tú, eres la siguiente.
—Yo no… no sé qué es eso, no sé qué tengo que hacer. ¡Yo ya tengo una vida! —me levanto y empiezo a caminar por la habitación. Esto es una locura, guardianes del destino, oráculos,… me acerco a la puerta —. Tengo…necesito pensar.
—Te acompaño.
—No Denis, quiero estar sola.
Camino sin rumbo, la gente me mira. ¿Deben saber que soy el oráculo? Suena ridículo sólo pensarlo. Llego a la playa no sé bien como y me siento cerca de la orilla. ¿Yo soy el oráculo? Eso no puede ser, ¿Por qué iba a ser yo la siguiente? Además, ¿qué quieren que haga? Yo no sé luchar, sólo hay que mirarme, llevo vendas en casi todas las partes de mi cuerpo. ¿Cómo voy a proteger ese libro, si ni siquiera sé protegerme a mí misma? Pero, ¿por qué dijo Nerisa que yo corría peligro? Me faltan muchas respuestas, esto se está convirtiendo en una mala partida del trivial. No sé si han pasado diez minutos o una hora cuando oigo:
—Vuelvo a ver salir humo de tu cabecita.
—He dicho que quería estar sola Julen, lárgate.
—La playa no es tuya —levanto la vista para mirarle.
—También es verdad —digo resoplando.
—¿Qué te preocupa? —dice sentándose a mi lado.
—¿En singular? Dirás más bien, que no me preocupa.
—Que exagerada eres —me dice sonriendo, yo le miro abriendo mucho los ojos, ¿en serio?
—Mira, sabes que listillo, voy a hacerte un resumen rapidito, a ver qué te parece. Intento de secuestro, ataque, huida, llegada a un lugar desconocido para mí, resulta que soy el oráculo, guardiana del libro del destino y por último, pero no menos importante, como se suele decir, reaparición de mi mejor amigo desaparecido hace diez años. ¿Te parece poco? ¿Algo que añadir?
—Sí —me dice muy serio.
—¿Ah sí? ¿El qué?
—A mí. Has conocido al chico más guapo, sexy, inteligente y fuerte de Dreinea —me dice todo orgulloso, henchido como un pavo.
—Tú no tienes abuela ¿no? Y si la tienes, la verdad es que no la necesitas, tú solito te lo dices todo.
—Sí, sí, pero te gusto —giro la cabeza de golpe para mirarle con cara de horror.
—¡Que más quisieras tú guapito!
—¡Ves! Crees que soy guapo —sonríe mirándome como un niño pequeño en Navidad y no puedo evitar reírme —. ¡Bien! ¡Conseguido! Has quitado ese ceño fruncido…
—Serás… —me quedo callada por un momento mirando al mar, siempre me ha relajado mirar el movimiento de las olas. Después de unos minutos, en los que miramos al agua en silencio, me giro para mirarle, me está mirando —. Gracias Julen.
—De nada —me guiña el ojo. —Verás, no tienes por qué acatar lo que te digan, sí, es tu destino, pero el destino no es algo estático, el destino puede cambiar. Solo uno mismo, es dueño de su destino. Aunque la verdad, es que tú puedes reescribir el de todo el mundo, excepto el tuyo.
—¿No puedo reescribir mi destino?
—No, ni verlo. Pero supongo, que sí intuirlo. Cuando Nerisa te vio, nos pidió que pusiéramos vigilancia sobre ti. Por eso me mudé a tu bloque de pisos, aunque tú no me viste hasta ayer. Además, me dijo que intuía que tú llegada era su final. Pero bueno, también es cierto que hace mucho que supo que tú eras la siguiente.
—¿Cómo es Nerisa?
—Pues es una buena persona. Tiene mucho poder, puede leer y reescribir el destino claro, pero además puede crear sueños en la mente de otras personas, hace que vean cosas en sueños. Como por ejemplo, avisar a alguien acerca de un accidente. Una de las normas que debe respetar el oráculo, es que no puede explicar a nadie su destino abierta y claramente. Por eso ella, suele usar los sueños para comunicar sucesos futuros y que la persona sea capaz de tomar una decisión por sí misma o en cierta manera engañar al destino. Aunque dicen que tarde o temprano, todos cumplimos el nuestro.
—¿A través de los sueños? Alucinante.
—Sí. Me pregunto, cuál será tu poder o si tendrás uno—dice mirando al frente otra vez.
—Pues te va a sonar raro, pero el otro día, tuve un sueño muy raro —me mira con interés. —Me tenían sujeta sobre una mesa o altar, no sé exactamente como definirlo. Y después traían a una mujer muy mayor, con el pelo blanco largo hasta la cintura y los ojos de un azul intenso. La ataban en otro altar, cerca de mí. Había un hombre alto que daba órdenes a otros. Justo cuando iba a matar a la anciana, una especie de ninja caía del techo y ese hombre huía, pero hacia que los otros la mataran. Después me desperté.
—Interesante… ¿te acuerdas de las caras? ¿Alguno de esos hombres se parece a los que nos atacaron ayer?
—La de la mujer no podría olvidarla. Al hombre, no se la vi en ningún momento. Y los otros no, yo creo que no, pero tampoco estoy cien por cien segura —nos giramos al oír pasos, Denis se acerca. Julen me mira serio.
—Deja que se explique. Después ven a la central, te enseñaré una foto de Nerisa, por la descripción, ella podría ser esa mujer —entonces se acerca despacio a mí, cuando su boca está peligrosamente cerca de la mía, gira la cara y me susurra al oído —. Me encanta como el aire revuelve tu pelo —y sin más se levanta y se va. Denis se sienta a mi lado segundos después y no dice nada hasta pasado un rato. Yo tampoco, aún estoy procesando esa última frase y esos labios tan cerca de mí.
—¿Qué quieres hacer Erika? —por un momento no sé de qué habla, estoy un poco desorientada ahora mismo. Tras unos segundos recuerdo porque estoy allí, soy el próximo oráculo.
—¿Acaso tengo elección?
—Siempre la hay.
—¿Tú la tuviste?
—Sí, y te elegí a ti.
—¿A mí? Como puede ser eso cierto si te fuiste, nos dejaste Denis, me dejaste sola.
—No estabas sola, tenías a tu familia y a Mía y Pol.
—Pero…
—Verás en aquel último día del viaje… Yo tuve que elegir y lo hice. Salí por la mañana a correr un rato antes del desayuno, ya sabes que me gustaba mantenerme en forma aun estando de vacaciones —asentí, muchas veces me había pedido que le acompañara, pero yo solo corro en casos extremos, como cuando solo queda un vestido de tu talla en las rebajas y ves que otra está apunto de cogerlo —. Pues esa mañana, salí como todas las demás, pero alguien me esperaba al girar la esquina, Alfredo.
Me pidió que le acompañara, que tenía una propuesta para mí. Como vio que no me fiaba mucho, fuimos a una cafetería cercana. Y allí sentados, durante un buen rato, me explicó que existían los guardianes del destino, que eran y a qué se dedicaban y me dijo que quería que yo fuera uno de ellos. También me habló del oráculo y el deber de los guardianes para con él. Llevaba tiempo observándome y creía que yo podía llegar a ser uno de los mejores. Le rechacé, pensaba que era un pirado que me estaba intentando engañar con algún fin extraño. Le agradecí el ofrecimiento para que no se sintiera despreciado yme levanté.
>>Estaba dispuesto a irme, cuando me dijo que tú, en unos años serias el siguiente oráculo. Me iba a reír en su cara, cuando empezó a decirme cosas que me hicieron cambiar de opinión. Me dijo, que si sabía que tú tenías presentimientos o sueños que luego se hacían realidad y entonces pensé en todas las veces que me habías explicado que te pasaban esas cosas. Me dijo también, que el oráculo actual había visto que tú serías la siguiente, pero que tú misión como oráculo no iba a ser nada fácil, que ibas a encontrar muchos obstáculos en el camino, que iba a ser un camino peligroso, correrías peligro.
Y entonces, decidí que haría lo que fuera, por mantenerte a salvo, todo por ti. Había una condición, no podía explicarle a nadie a dónde iba ni con quien, ni por supuesto que iba a hacer. Por eso, me fui sin deciros nada. Fue muy duro, pero sabía que en algún momento volveríamos a vernos y yo estaría preparado para protegerte de cualquier cosa.
—No sé qué decir Denis.
—No hace falta que digas nada. Tú sólo procesa la información y toma tu decisión. Vamos, creo que Julen quiere enseñarte algo ¿no?
—Sí. Quiere que vea una foto de Nerisa. Hace dos noches tuve un sueño extraño y me ha dicho que puede que fuera ella.
—Pues vamos a averiguarlo. Por cierto, ¿qué tal con Julen?
—¿Qué quieres decir?
—Si se ha portado bien contigo.
—Como un caballero.
—¿En serio? —me mira extrañado.
—Uno chulito y engreído, a veces, pero sí, se ha portado bien —miro de nuevo el mar, está subiendo la marea —. En serio Den. Menos mal que estaba él en esa discoteca, porque si no, yo ahora no estaría aquí. Le debo mucho.
—Ya… sí, menos mal. Vamos —se levanta y empieza a caminar muy serio.
Llegamos a la central y vamos directos a una sala, que según el cartel, es la sala de comunicaciones. Allí encontramos a Julen, hablando con un hombre de unos cuarenta años, vestido con una estrafalaria americana amarilla de solapas azul eléctrico.
—Hola Carlos. Ella es Erika —nos presenta Denis.
—Encantado Erika, es un placer.
—Igualmente —digo algo cohibida, me examina de arriba abajo, pero no de una manera sexista, sino más bien, científica.
—Aquí tengo la foto. La hemos recuperado de los archivos. La verdad es que ahora que nos hemos puesto a buscar, hemos visto que no hay demasiadas fotos de Nerisa. Esta es una de las más actuales. De todas formas, la conocerás en breve —Julen aparece por detrás y me pasa una foto.
—Va… —cuando miro la foto me quedo sin respiración, es ella. Es la mujer de la pesadilla.
—Es ella ¿no?
—Sí —apenas me sale la voz. Esa mujer se ha colado en mis sueños y ha hecho que vea todo eso —. Dios mío, ese sueño quiere decir que las dos estamos en peligro ¿no?
—Creo que debemos volver a Barcelona. Ver si encontramos pistas allí, que nos ayuden a saber quién está detrás de todo eso y cuando piensan llevar a cabo sus planes, para poder evitarlo. Mientras Erika, intenta recordar todo lo que puedas de ese sueño, eso también nos ayudará. Si ella te ha mostrado el sueño es por algo.
—¿Qué recuerdas del sueño? —dice Denis.
Les explico todo lo que recuerdo, pero no sirve de mucho. Apenas recuerdo detalles. El lugar era tan oscuro, que no se veía nada. Me siento en una silla, un poco alejada de ellos, que siguen hablando de posibilidades. Intento revivir el sueño, me concentro pero nada. Solo puedo ver la cara de Nerisa.
—¿Dónde está ella ahora?
—Nerisa vive en una cabaña en la parte alta de la isla. Dice que le gusta ver el mundo desde arriba. Cosas de oráculos… —Julen, tan gracioso como siempre —. Iremos a verla más tarde para hablar con ella. Seguro que está deseando conocerte. No es usual que un oráculo conozca a otro.
—Tú quédate aquí e intenta recordar más detalles del sueño. Nosotros iremos a buscar pistas. También debes tomar una decisión. Quizá conocer a Nerisa, te ayude a inclinar la balanza hacia un lado u otro. La pregunta es, serás el siguiente oráculo, ¿sí o no?
Como si fuera algo sencillo de contestar.